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viernes, 25 de marzo de 2011

La nueva ley de la ciencia: otro drama

Estamos cometiendo el mismo y dramático error de siempre y de forma recurrente, se pretende ligar la investigación a productividad y que esta sea el motor del cambio de modelo productivo de nuestro país y para conseguirlo utilizamos una vía totalmente equivocada.

Hay que señalar otra vez el divorcio existente entre la investigación/universidad y las necesidades de nuestras empresas.

La investigación tiene que ser útil para las empresas e, igualmente, investigar para las empresas tiene que ser útil y reconocido para la promoción del investigador.

La solución de nuestra crisis económica solo puede venir a través del empleo que cree la empresa privada y los impuestos que a continuación pagan empresas y trabajadores.

La investigación y la universidad está regida por funcionarios públicos que sólo se preocupan de su seguridad y progreso a base de publicar en revistas extranjeras, de alto índice de impacto, para enriquecer sus curriculum y, en el mejor de los casos, servir de base para que la industria extranjera desarrolle productos que luego nos venden.

Si no está clara la cadena de valor entre la investigación y la realidad económica española, no se debe de poner el dinero de los impuestos en ello, por muy elegante que sea eso de la I+D+i.

Hemos oído muchas veces hablar de un científico, con dos carreras, un máster, varias estancias posdoctorales, trabajando de 10 a 12 horas diarias en el laboratorio, sábados y domingos si algún ensayo lo precisa, escribiendo un artículo cada semana, ganando entre 800 y 1000 €…..no lo entiendo, o bien pagamos la carrera a nuestros profesionales para que vayan a ejercerla en el extranjero o bien invertimos ingentes recursos económicos para formar  excepcionales investigadores a los que explotamos como esclavos y que no aportan nada a nuestra realidad económica e industrial. ¡¡¡fantástico!!!

Vivimos en un dramático divorcio entre la investigación/universidad y las necesidades de nuestras empresas.

Nuestra desgracia como país es que  la investigación es un fin en sí mismo y nuestra universidad es un claro exponente de ello.

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