Buscar este blog

sábado, 30 de abril de 2011

Todo vale, como en botica

En nuestro país está muy arraigado el dicho “el que aguanta, gana”, en países del norte de Europa, este asunto resulta incomprensible, y yo siempre me he preguntado ¿qué será lo que gana?

Resulta interesante observar, en distintos ámbitos, en momentos como estos cómo funciona el “todo vale” para justificar un desastre. Lo más doliente para uno es ver, en mi universidad, lo que está siendo algo que podría haber sido.


Lo dicho, desde el Campus de Gijón uno asiste atónito a lo que fué una oportunidad estupenda para impulsar un proyecto universitario ligado al campo de las energías renovables, que se orquestaba en la coordinación de un "triangulo colaborativo fundamental" basado en una oferta docente multidisciplinar de calidad, una investigación orientada a la empresa y una infraestructura emblemática. (Formación-Investigación-Infraestructura)

Triangulo que debiera haber trabajado de forma coordinada y muy basada en el profesorado de nuestra universidad, apoyando sus iniciativas, facilitándolas e impulsándolas y nunca de espaldas a él, cómo está sucediendo.

Empecemos por el vértice docente. Aquella propuesta de impulsar un verdadero Centro Internacional de Posgrado, con la idea de organizar másteres multidisciplinares en determinadas temáticas estratégicas (por ejemplo energías renovables), tratando de superar las iniciativas puramente departamentales y buscando la colaboración empresarial, pues resulta que se ha convertido en una improvisada macroestructura incoherente, que reutiliza las mismas cosas que ya teníamos o las que se ponen en marcha de forma natural, sin impulsar nada nuevo y buscando simplemente justificar su existencia de la forma que sea y a costa de lo que sea. Vamos que vestimos a un santo para desvestir a otro.

Visto desde nuestro campus, creamos un gran centro de ingeniería, la EPI Gijón, para concentrar masa crítica, aunar esfuerzos, buscando la excelencia, ser capaces de ofertar grados de calidad, enlazados con máster de calidad (mecatrónica, energía, informática,…) y aparece subitamente una estructura paralela, que fagocita todo lo ya existente, en un todo vale con tal de justificarse como sea.

Los máster de mecatrónica (el local y el internacional), los máster de energía eléctrica (el local y el futuro internacional), los máster de Informática, los máster de…. todos ellos muy ligados al Campus de Gijón se ven ahora centralizados en Oviedo en un nuevo batifurrillo organizativo, lejos de los profesores que los impulsaron, soñaron y llevaron a cabo, muy a pesar de todas las trabas burocráticas de la propia casa. ¿Con que fín?¿no sería mas facil apoyar, de verdad, a estos profesores desde el propio campus?

El caos y la improvisación logrado en la reforma de los grados, se va a extendiendo en un alarde mas  de la “capacidad universitaria” de nuestros gestores.

Si nos cambiamos de vértice del triangulo, y pasamos al de la investigación orientada a la empresa, que voy a decir que no sea totalmente evidente.

Todavía hoy vemos en la prensa uno mas de estos popurrís mediáticos que denominan eufemísticamente encuentros universidad-empresa, que graciosamente terminan en los denominados encuentros “face-to-face”.  Sí que es verdad que hace falta bastante “face” para montar estos saraos festivaleros y que, tristemente, a la postre servirán para la justificación de los fondos económicos recibidos.


Obviamente, en la investigación, nada nuevo, aprovechar cualquier cosa que se esté o estuviera haciendo por parte del profesorado. Nuevamente el “todo vale”.

Uno se pregunta, porqué en estas jornadas no se presentan las “nuevas”  actividades investigadoras que están desarrollando los “investigadores” y “técnicos” contratados con el proyecto concedido y así de carambola sabríamos en que se han destinado los fondos recibidos. ¿Quién sabe?

Si nos paramos a pensar en que han quedado las iniciativas orientadas hacia el impulso de la actividad investigadora en colaboración empresarial o la introducción de un criterio de valoración del profesorado que se dedica a este tipo de actividades mediante aquel  sexenio tecnológico”, pues nos encontramos con lo mismo, nada de nada. Peor aún, creo que alguién confunde la "subcontratación empresarial" con la "colaboración empresarial".

El tercer vértice del triangulo es el mas frustrante. La infraestructura emblemática. El laboratorio marino de investigación, ya no sé si sirve la denominación de "Seasturlab" o ahora se buscan más fondos con una denominación nueva como CEO (Centro de Experimentación Offshore) o quién sabe. En el Campus de Gijón, creo que, tampoco nadie sabe.

Si antes leíamos en la prensa aquello, que parecía de broma, de investigar en el efecto de los rayos sobre las instalaciones marinas, hoy mismo leemos que se han terminado los estudios sísmicos.

¡¡Impresionante!!


Los curioso es que se compran equipamientos valiosísimos,  unidades meteorológicas marinas y terrestres por cantidades con seis cifras, probablemente con algún propósito ligado al medio ambiente, que supongo alguien conocerá. Algún día conoceremos el destino de los fondos recibidos.

Ya para poner la guinda, la página web de nuestra universidad pone que “el proyecto Ad Futurum fue recomendado por el Ministerio de Educación como ejemplo de buenas prácticas en Comunicación Institucional Regional”.

¡¡¡Excelente!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario